La lista de preparativos es como el rascar, cuando empiezas… ¡no puedes parar! Y es que, cuando crees que ya has dejado solucionado el tema de las flores, te llama el responsable del cáterin para preguntarte las alergias e intolerancias de los invitados y entonces te das cuenta de que, uno, ni te habías planteado preguntar eso en el momento de dar las invitaciones y, dos, todavía no tienes decidida la distribución de las mesas.